La ironía ibargüengoitiana.

Me titulé y sin tanta pompa y circunstancia. Me río aún de mí y mis recuerdos del examen recepcional.

Con ironía afronto ese salto al ruedo del que salí apaleado, con resaca y estupor ante cualquier remembranza. Vivo una experiencia interesante en la que opto por olvidar lo que no puedo.

Ahora, no sé bien a bien lo que debo hacer, a dónde darle y por dónde caminar; aunque nunca lo he tenido claro, mi pretexto hogareño y de escueleante se ha terminado.

Mi tesis ha sido reconocida por lo mal escrita, lo repetitiva y lo descortés. No se ha reconocido la preocupación teórica, mucho menos la histórica y tampoco ha resaltado que el tema es uno que no era tan poco interesante, sólo ha funcionado bien este escenario García marqueciano: Frente al pelotón de fusilamiento...

Pero, nadie podrá negar que en el propio examen (entiéndase la penitencia) se ha cumplido la victimización, la confesión y la expiación de que va el trabajo a evaluar. Digamos que hago patente la máxima de que ningún experimento vale la pena si no es uno mismo el objeto de estudio.

Un en hora buena para mí mismo y a ver qué pasa, a ver para dónde va el próximo toro.

3 Escrúpulos y jaculatorias.:

tu.politóloga.favorita dijo...

Aww quién no ama a Elgar?
Suerte!

calixta dijo...

acupuntura

G Velázquez dijo...

Por lo menos ya estás titulado. Dichoso tú.

 
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