Yo quiero ser...una chica Almodóvar.

Por qué ser una chica Almodóvar.


Pepi, Lucy, Boom y otras chicas del montón, junto con Para amantes de lo prohibido, a momentos surrealistas, presentan uno de los varios cauces que tomó el período de destape en la España pos-franquista: movimiento conocido como “La Movida”. Para 1975, sucede por fin la tan esperada muerte del dictador. Escritores en el exilio como Juan Goytisolo, por mencionar alguno, celebran a su manera un suceso tan anhelado. Los jóvenes de esta España comienzan una etapa de liberación, de orfandad, de búsqueda, como no la conocían. Ahora ya se puede andar sin tapujos, y portar como bandera la trasgresión; no era la moral la que les impedía manifestarse, sino la represión violenta y dogmática del régimen, que no les guardaba un lugar a los anormales. Pedro Almodóvar plantea, en una como en otra obra, imágenes y tramas rescatadas desde las cloacas; el mundo subterráneo con el que juega el director emerge de manera escandalosa aun para nuestros días. Dichas obras, causan en algunos espectadores estupor; en otros, un divertimiento juguetón que sonroja a cualquiera; también se gana la celebración de los que pugnan por la liberación cultural de morales represoras.

En Pepi Lucy, Boom y otras chicas del montón, uno de los primeros largometrajes de Almodóvar, presenta la aventura de un grupo de chicas madrileñas que se buscan la vida de diversas maneras. Alaska, intérprete de éxitos poperos en los ochentas y noventas, hace su incursión en el cine con un personaje que llama poderosamente la atención. Boom es la baterista desenfadada y trasgresora de un incipiente grupo musical que sale a escena en la película. Da vida a la mujer dominante que ostenta un lesbianismo liberado y ya convencional presentándolo como si fuera muy normal. De hecho, este es el recurso más socorrido por Almodóvar, introducir elementos extraños normalizándolos. Un efecto muy literario que aporta, por un lado, verosimilitud, y por otro, el extrañamiento para convertir aquel nudo de imágenes en una obra representativa del cine español frente a otros poetas de la imagen como Luis Buñuel y Carlos Saura. En el contexto en el que Almodóvar aparece la prerrogativa no es algo ya tan complicado, decir las cosas como son ya no es imposible.

Pepi es una yuppie desempleada y muy creativa. Habita un apartamento. Es sospechosa de plantar marihuana en su propia casa. Bajo el pretexto de cateo, recibe la visita de un miembro de la policía y éste abusa de ella. La desvirga. Pepi jura venganza. Contrata al grupo de Boom que golpea equivocadamente al hermano gemelo del agresor; no es la primera vez que éste último recibe una paliza sin otro motivo que el fiel parecido con su hermano. En pago, los defensores de la justicia virginal de Pepi, reciben una dotación de pequeñas plantitas de grifa.

Lucy, esposa del abusivo policía, será el experimento de la venganza de Pepi. Al contrario que Pepi, de imagen liberal, Lucy conserva la de esposa abnegada y esperanzada a lo que el marido haga. Sin embargo, con ironía, la película presenta los deseos secretos de ambas. Pepi, al ser ultrajada, resulta ser virgen; había guardado su tesoro para otra ocasión. Lucy, guarda en las entrañas deseos sádicos que el esposo, abusivo pito suelto en la vida pública, le respeta al grado de ni tocarla. Así, Pepi dedica sus esfuerzos a pervertir a Lucy. Boom ayudará a ello.

Rasgos neon y pop evidente pueblan el filme; recursos que parecen chuscos, resultan ser, para el director, una forma de acercarse a los temas tabú. El camino es la befa y la burla de las cosas serias; edificios de granito y ventanales amplios, resaca del a go go, son el marco ideal para introducirnos en el mundo de las miradas. Almodóvar relata la vida que se mantuvo en la lógica del ocultamiento durante el pasado. La propuesta de una libertad sexual o de esquizofrénica imposición, la vida homosexual y de travestismo son retratados desde una irónica circunstancia: la cotidianidad. Desde la vida de una juventud que busca sus causes y sus señas, Pepi, Lucy, Boom y otras chicas del montón es una muestra cultural de la España del “Destape”. Almodóvar se incluye desde el cine en este movimiento que resultaba inevitable después de tantos años de guardar, esconder, ocultar: “La movida española”, que dicho sea de paso, trae consigo manifestaciones de varias índoles que se han quedado ya en la memoria de la mayoría de la generación de antes de la caída del muro de Berlín.

No es trivial entonces que hasta Joaquín Sabina, a ritmo de blues, quiera ser una chica Almodóvar, “como la Maura, como Victoria Abril, un poco lista, un poquitín boba”.


2 Escrúpulos y jaculatorias.:

Anónimo dijo...

moi aussi!!!!
yan.

Nerea dijo...

menos largo que este, seguro. Je.

 
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