Darío en el día de los ancianos.

G había platicado sobre una doñita que declamaba a Amado Nervo en el metro. Acá en provincia no hay metro, pero las declamaciones heroicas de doñitas son posibles. Recordé mis clases de literatura de prepa. Recordé cuando "Si tú me dices ven" de Nervo era recitado con clamor por mi profe octogenario. Recordé que el poema XX, ya no tan joven, también era declamado con voz gangosa por otro de mis profesores.
En una noche de poesía, cursilona si quieren, de aficionados si quieren, un par de señoras hicieron una faena, permítaseme el término, una súper clase de cómo impostar la voz, de cómo leer sonetos, de cómo mostrar el parangón y los refilones y los concluyentes últimos alejandrinos de una poesía a la juventud. Han dado clases y con tal pasión que no he podido obviarlo. Por su parte la Viuda de no sé quién, que se declara miembro de una cofradía internacional de escritoras, recitó tres sonetos. De rimas gastadas, de adjetivos comunes, pero de tal trabajo, que reconozco que tanto ésta como la siguiente poeta que reseño acontinuación, renovaron sin saberlo, pues para ellas nunca ha sido necesario, los ya casi desaparecidos declamadores en atril. Así es, la noche concluyó bajo la mano de otra señora. Ella había anticipado que recitaría dos poemas. Uno de su autoría, una oda más a Irapuato, y otro, en conmemoración al día del anciano. En el primero ya se sabe que se dicen falacias sobre la ciudad. Pero he encontrado un placer enorme en la siguiente componenda en la que afirma que, Irapuato, "como Venecia, a San Marcos ha sido consagrada/ a San Marcos Irapuato, como patrono tiene,/ si así ha sido, Irapuato, Venecia eres". Y como colofón de maestría y aire decimonónico, se comenzó a escuchar y de memoria y con una profundidad de quien sabe de lo que habla: "Juventud, divino tesoro, te vas para no volver,/ cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer. la voz a veces se quebrantaba, por desgaste o por saber, que efectivamente había pelo cano, un largo pasado y una "Juventud, Divino tesoro, te fuiste para no volver".

4 Escrúpulos y jaculatorias.:

G Velázquez dijo...

Debió de ser la sensación de la noche, qué lindo que sigan haciendo esas cosas, qué lástima que la mayoría de los poetas de ahora no sepan leer ni sus propios poemas... Pensar en las viejitas recitando me recordó un libro que vi en Donceles una vez: El tesoro del declamador, seguro traía a Darío, a Nervo, y a un montón de buenos poetas que ahora tachan de ñoños o que han estigmatizado en pergaminos de central camionera...

LSz. dijo...

A huevo que traía a Darío, a Nervo, a Gutiérrez Nájera, a Martí, a Gorostiza, a Villaurrutia, a López Velarde, etc., etc., etc.,

Unknown dijo...

a mi me gusta g. a. bécquer

LSz. dijo...

Otro gran clásico que mis maestros de prepa recitaban con la mirada al cielo o al pasado, qué sé yo. Saludos, poeta.

 
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