Promoción cultural.


El vértigo de las últimas semanas no me ha dejado escribir respecto de la visita de Vicente Alfonso y Mijail Lamas a Cuévano. La locura de escribir en el diario y dar seis horas de clase cada día de la semana y leer tesis en cantinas y las visitas eternas a los “Lobos” y al “Ocho” y al “Aquí me Quedo” o patearme la ciudad como si en ello se me fuera la vida, no me habían permitido narrar; además de una agrafia irremediable que padezco. Evado y hasta renuncio a contar. Sufro frente a la página en blanco. Simplemente no logro transportar a palabras el centenar de imágenes que quedaron de la presentación de Partitura para Mujer Muerta y Contraverano.

No hay tanto que contar. Simplemente que fue lindo. Que en la mesa de ponentes, Mijail y Vicente hicieron lo suyo. Yo hice lo mío: apliqué el truco: H. W. y dejé que la bandita normalista se emocionara cuestionando a los autores. Así que el público estuvo expectante, interesado y preguntón. Aún se sigue preguntando la raza, quién jodidos es el asesino. La noche anterior sólo caminamos un rato, cenamos en el "Truco" [conté la leyenda de pésima forma], visitamos un par de bares. Primero el “ocho”, en el que fuimos desde el Top Ten de poetas para el poeta ahí, y el Top Ten de A.J., editor de allí, hasta la discusión sobre primeros, y muy lamentables primeros conciertos de cada cual. Confesé que el mío fue, ahora lo veo borroso, un concierto de Magneto. Otros recordaron a Koda o Timbiriche o Flans. Hubo algunos que tarareaban, otros, más concretos, cantaban y bailaban a ritmo de pop de los novenas y ochentas en México. Tardamos poco en decidir que el próximo lugar debía ser “Los Lobos”. Pasamos un rato. El madrileño y el hermano de G abandonaron la caravana en ese momento. El editor encontró algunas fans, JP llegó allá, GV ni quería entrar. Todo le recordaba otras ocasiones. Otros tiempos, otros fans. Sí, otros tiempos. Estuvimos tranquilitos. Caminamos a casa. Buscábamos lugar para dormir. Cerca del callejón del beso, ahí encontramos un sitio. Todos, incluidos, JP, AJ, GV y el promotor de provincias estuvimos un rato por allá, en la casa ésa en donde nunca falta fiesta. Caminamos lento. Todos tuvimos más de una charla. Estuve al lado de VA y de ML y de JP. Con éste creo que fui insolente. Creo que no fui prudente. Dije cosas que no sé si estuvieron bien. Le pedí que no hablara de la FFyL conmigo. Que me afectaba. Que me saltaba una furia extraña hablar de ese sitio. Él me respondió con un regaño. No callé, pero tampoco insistí. Cambiamos de tema pronto y, finalmente, él comenzaría una charla con AJ que no terminaría nunca, o por lo menos no hasta que yo quedé cuajado en un sillón destartalado.

En la mesa de ponentes, Vicente posó para las fotos, el poeta dio clases y el promotor esperaba. La tarde la pasamos en el Cafetal. Bebimos café hasta salir temblando del ahí. Nos atendió una chica bien buena vibra. Y los viáticos de los escritores alcanzaron para cubrir la cuenta del festín de café y chocolate que bebimos allá. Luego, comida. Luego, charla. Luego terminal de autobuses. Fue un buen día para hablar de libros.
Luego, hubo whisky, mucho. Pero ése es otro cuento.

0 Escrúpulos y jaculatorias.:

 
Free counter and web stats