I

Caminas sobre un mapa que habías olvidado: deletreas pisadas sobre las huellas de un Cuévano que habías dejado atrás con otro sabor: no sufres: no lamentas: sólo observas; ni siquiera tienes algo en la mente: ni tus pasos ni la dirección de éstos: ni una traición ni una leyenda: ni una nostalgia ni una oferta: ni un dolor ni un abandono; sólo hay pasos: sólo observas; sólo la triste conciencia de estar ahí sin ser visto: un intruso que se cuela a la fiesta: un interesado de nada

Fumas. Otra vez das caladas hondas a los cigarrillos huecos. Puedes mirar como en una acantilado. Puedes ver un pequeño nacimiento que tiene colorido. Hay turistas y sus cámaras que azotan el páramo a flashazos eróstratos. Hay fotos ridículas de sonrientes transeúntes, de parejas que piden a alguno que pasa por ahí les haga la foto; siempre has pensado en alguno que se atreve a huir con la cámara en las manos ante la mirada atónita del gringo viejo y barbón y su esposa.

Has encontrado lugar en varias fotos, no tuviste que mover un ápice, no debiste mover la cabeza: sólo bastó estar aplastado allí, aplastado en el cuarto escalón del monumento centenario: sólo debiste encender el cigarrillo y dedicarte a mirar: Abultadas turbas de jóvenes buscando: limosneros como enjambres sobre ellos: guías de turistas que chapurrean su versión de inglés de Disney; los turistas afirman a todo que sí admirados: parejas de lunamieleros dispuestos a encontrar aquí el divorcio

0 Escrúpulos y jaculatorias.:

 
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