Viajé toda la noche. No lo vuelvo a hacer; no para estos tránsitos acá. Llegué amaneciendo. Con toda calma avancé hacia los urbanos. Me subí pronto en uno: al centro. Caminé dos cuadras y entré a territorio conocido.
Hay dos cosas rescatables de este inicio: La primera noche, la cama se romipó cuando yo dormía. A la mañana siguiente me tuve que bañar con agua helada. De todo lo demás sólo ha sido pasar. Durante los demás días me he seguido botando a carcajadas de eso. Dicen que es de buena suerte.
Saludos desde el zócalo de Puebla, donde me robo la línea y la electricidad.

4 Escrúpulos y jaculatorias.:

carmen jiménez dijo...

Sólo por estar en Puebla, bien merece la pena el viaje, la cama rota, la ducha fría y toda clase de suertes.
¡Qué bello lugar! Ya me gustaría a mi poder viajar hasta allá.
Buena suerte!

Anónimo dijo...

Eso de la cama rota suena interesante, ¿qué habrás estado soñando cuando se rompió?

Y ese sí que fue un abrazo muy cerquita, por cierto...


Media Luna, me da mucho gusto leer que alguien todavía aguanta malestares con tal de estar en algún sitio, ¡qué bonito! =)

LSz. dijo...

Media luna, Lo disfruto. Aunque en todo caso estamos por las mismas, qué daría yo por estar allá, por donde tú estás.

Abrazo.

LSz. dijo...

Yan, justo me quedaba dormido con el libro en las manos.

Otro abrazo.

 
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