Presentaciones atrasadas:

Aquí un texto que leí en la presentación de Memoria Política de México, hace ya años, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guanajuato. Una obra, que sin lugar a dudas, trasciende y, por mucho, es un dignísimo trabajo de recopilación e investigación.
Historia testis temporum, lux veritatis, vita memoriae, magistra vitae, nuntia vesuistatis est.


El trabajo de Doralicia Carmona nos ofrece una visión ampliada de la realidad; acontecimientos de perfil social, económico o cultural se presentan bajo una perspectiva política que da cuenta de la totalidad de las relaciones humanas y de su tejido histórico. Los eventos tratados en esta obra y su proceso de configuración, desde la investigación hasta la selección pertinente de documentos, están impregnados de ese carácter que denota lo múltiple y lo cotidiano de la inexorable vida de un país.

Un recorrido por esta enciclopedia virtual le atisba a la conciencia golpes de realidad oculta en el tiempo, haciendo que el ejercicio hermenéutico nos otorgue un sentido de confianza frente a la vertiginosa historia totalizante. La tarea de Doralicia fue brindar las fuentes oportunas para el tratamiento de la eventualidad, así como motivar la reconstrucción emergente de las relaciones históricas en el estudiante, historiador o ciudadano, cumpliendo los objetivos del INEP: el fortalecimiento del sistema democrático mexicano y el trabajo de definición del interés nacional y de su preevalencia sobre la multiplicidad de intereses en juego en el seno de nuestra sociedad.

Más allá de los motivos anteriores, distingo en este trabajo monumental una naturaleza melancólica. El historiador, el humanista, se entrega a lo imposible. La obsesión que dinamiza esta empresa es el mundo y, el melancólico, precisamente porque está obsesionado con el mundo, es el que mejor sabe leerlo. Doralicia ha visto un reto en esta urgencia de poner a salvo todo aquello que considera como sustancia histórica de este territorio. Su audacia es clara y con este producto editorial, que cuenta con todos los recursos que le convierten en el gran archivo en movimiento que es, responde al lamento acongojado del hombre que se somete a la circunstancia. “La Memoria Política de México” guarda entonces, paradójicamente, un edificio de la destrucción. Contiene en cada espacio, en cada fecha o en cada texto la respuesta a la pregunta, que me atrevo a asegurar, haría cualquiera que no fuera un soñador: ¿Qué pecho puede albergar la memoria de todo un pueblo?

Por supuesto, este reto al destino, no implica para nada la posibilidad de librarse de los pormenores que conlleva la labor de abstraerse a lo volátil de los sucesos. Asalta una cuestión más. Cómo se ha de contar la vida de alguien, de algo, sin haber visto ya su fin, como agudamente resuelve Guinés de Pasamonte en el texto cervantino. La astucia sigue siendo un arma. El sitio que se propone en este fruto de la investigación ya ha tomado en cuenta lo anterior; es un sitio en construcción. Es, como podremos apreciar, una labor incesante. El andamiaje permite y promete una continua reflexión. Una empresa indefinida. Esto que vemos, si bien es la obra abandonada sin finiquito, es siempre necesaria para entablar el diálogo que propicie el aprendizaje. La actitud revisionista y crítica ante el vestigio, la manifestación del hombre y su entorno, en este caso, México, salvaguarda lo que somos. No somos iguales en desposesión y desgracia, puesto que con La Memoria Política de México, no sólo no lapidamos nuestro pasado, sino que lo valoramos. La faena del historiador nos lega hoy este tesoro-testigo, que es lo que significa esta obra que nos entrega Doralicia Carmona Dávila.

0 Escrúpulos y jaculatorias.:

 
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