Animalia

Animalia

Rafael Toriz/Edgar Cano

Universidad de Guanajuato

Colección Anaquel, ensayo

88 páginas.

Por: María Font

Animalia se presentó en La Feria al texto en el 2008. Lo podemos recordar por el característico sentido del humor del autor de los textos, Rafael Toriz, y la imaginación lumínica del grabador Edgar Cano. Quien suscribe estas notas deja correr un gestito socarrón al recordar la presentación risueña en la que se decían maravillosos adjetivos del libro. Alejandro Palizada, fundador del anacentrismo y el talentoso Anuar Jalife nos dictaban el camino de los bestiarios en la tradición literaria y ubicaban el de Toriz y Cano en un sitio específico: afirmaban que los bestiarios más que una indagatoria taxonomista o didáctica eran la voz divina dictándose a través de la profunda escritura divina. La universidad de Guanajuato arriesgaba sus cartas en su colección Anaquel con un ensayo que ostentara un nuevo capítulo para el libro de la naturaleza. No se equivocaban. La forma de leer el libro en el que se le da voz y rostro a las criaturas maravillosas que se enlistan en el pequeño libro era sencillamente gozosa.

La lista de bestias que nos dicen el mundo a través de las estampas raya en animales conocidos como la iguana, el elefante o el macaco muriquí; los insospechados como la anfisbena, el alebrije o el ragnarok o el mismísimo cratilo. Si el lector puede hallar algo no visto es en este bestiario que busca el sentido del mundo y la imaginación, que indaga y se pregunta por el mundo animal desde éste mismo, que encuentra un retoque contemporáneo en los dictados de las bestias. Un texto colmado de astucia en el que el manatí nos cuenta su historia desde la voz lejana de lo que fue y nos presume con nostalgia sus sueños. La editorial de la casa universitaria agrega a su Anaquel un listado relampagueante en puntadas y nos deja con un sabor dulzón entre la prosa tropezada del veracruzano, ganador del Premio Nacional de Ensayo “Carlos Fuentes” y los grabados particularísimos de Edgar Cano. Con Animalia, sin duda, estamos ante una profunda sinfonía.

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